—El jefe te llama.
—¿Qué es lo que quiere?
—Te acerques a su despacho, antes de comenzar el reparto de hoy.
La oficina de correos aún estaba cerrada al público, Narciso dejó su macuto repleto de cartas en la maleta trasera de la motocicleta y entró en el despacho sin llamar. El director no se sorprendió y si se extrañó.
—¿Dígame? señor Torres —preguntó el cartero.
El jefe le entregó una carta con el matasellos estampado, permitió que el repartidor leyese la dirección anotada y al no decir nada, lo hizo él.
—¿Esa nueva dirección es cosa tuya?... Puticlub… “La Irene”.
—Es que partida "Las cumbres de Minerva", a nadie le suena. Y como usted bien sabe, las empleadas reciben mucha correspondencia de fuera de nuestro país, me refiero a las que allí trabajan.
—¡Póngale un nombre más adecuado!
—Póngalo usted… que las visita a diario.
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