A la llegada de la patrulla policial, tras desactivar las luces de emergencia, las personas agrupadas en la entrada de la oficina del INEM se apartaron para ceder el paso a los dos policías que salieron con premura del vehículo.
En el interior del edificio, el guardia jurado sujetaba a un hombre que se les resistía intentando liberarse. Derecha e izquierda.
Uno de los agentes ordenó que le soltara, el otro preguntó:
—¿Qué es lo que ha pasado?
—Casi se lía con el funcionario que le atendía—respondió una mujer con pinta de saber todo lo ocurrido.
—¿Y eso? —insistió el mismo policía.
—Cuando le atendía; le ha llamado turista —señaló la mujer al que detrás de la mesa encajaba el nudo de la corbata en el centro de la camisa.
—Llamar turista… no es un insulto —alegó el agente policial.
—Me ha insinuado que llevo cinco años de vacaciones.
—A denegado más de diez ofertas de trabajo —intervino el funcionario.
—¡Cuñao…! no me líes que la tenemos...
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