HISTORIAS QUE VUELAN A TU ALREDEDOR

viernes, 11 de noviembre de 2022

27. Noche de tormenta







 

 

El pilotillo rojo de carga del móvil me desveló, miré la hora, (dos de la madrugada), al volver a la posición inicial, me di cuenta de un reflejo de luz que se difuminaba tras la silueta de la puerta de nuestro dormitorio. Permanecí dubitativo —agucé el oído como quien necesita le insulten de nuevo para liarse a tortas—. Posiblemente, uno de los niños se había levantado y dejado la luz encendida al ir al retrete. El silencio era absoluto y la lluvia persistía, decidido, y con tono apenas inaudible, le dije a mi esposa en uno del lapsus entre sus ronquidos:

—Cariño, creo que han dejado la luz del pasillo encendida.

De un arrebato se levantó y la apagó de sopetón. Yo permanecí en posición fetal, me relajaba enormemente oír la llovía... hasta que la escuché:

—¡Serás huevón!, hacerme levantar a mí... con lo dormida que estaba.

 

 

 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La lluvia es cómplice de una diferencia de pareceres entre Marido y Mujer ,si no estuviera lloviendo ,,,,,quien se levantaria a apagarla ?

Jesús Palacios Olmedo dijo...

Me encanta estar en la cama mientras llueve. Cuando era estudiante en Valencia, decidimos que cuando lloviese no iríamos a clase, y ese año creo que llovió todas las semanas de otoño a invierno 😂😂 fallamos más que una escopeta de feria. Preparábamos chocolate por las mañanas y estudiaba luego el resto de la mañana. Buenos tiempos. Ahora casi no llueve.