HISTORIAS QUE VUELAN A TU ALREDEDOR

lunes, 15 de diciembre de 2025

81. Furia longeva

 



Furia longeva

 





Mientras algunos de los ancianos contemplan la televisión, hasta la hora de la merienda, Cosme y Telmo permanecían en el jardín del geriátrico tomando el sol en pleno ocaso invernal bordeados de hojas otoñales. Para aliviar el tedio, Cosme se inicio:

—Me toca a mí hacer de lobo.

—Yo elijo el león, tengo unas ganas tremendas de soltar un buen rugido cuando lleguen las enfermeras. Tipo regüeldo para reclamar el agua con gas. Digestiva.

—¡Soy el rey de la jungla!—Instó Cosme y dio un cabezazo volanteado como el león de la Metro Goldwyn Mayer, a falta de orla.

—¡Aunque no hay luna llena! —mostró sus fauces a otro interno que les observaba desde cerca que puso cara de que le importaba un bledo.

—Ya vienen. Fíjate que gruñido: ¡Geeeeeeehh! —saltó Telmo.

—Ahora llega mi Aullido —Cosme miró al cielo… ¡Auuuuuuu!

—A ver estas dos fieras, que nos vamos a merendar —les indicó la enfermera mayor atrapando con las dos manos una de las sillas ruedas.

Ambas aspiraron la pestilencia.

—Hay que cambiarles los pañales —añadió la joven mientras se cubría la nariz con la diestra, a pesar de llevar la mascarilla puesta.

Los dos ancianos se miraron simulando un careo policial.

—Perdón, con el esfuerzo, se me ha escapado —alegó Cosme, y puso la mirada tan béatica como la del gato con botas, de la película Shrek.

 

 

 

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