La mujer bajo del taxi aún en marcha, no aguardó el cambio del billete. Subió las escaleras y se dirigió al mostrador de urgencias del hospital. Preguntó por su hijo indicando nombre completo y motivo de la llamada recibida. La administrativa, con sutileza, le informó que se encontraba en la sala de espera, aguardando a ser trasladado por una ambulancia al domicilio. Entró en la sala agobiada por los nervios y le observó con una pierna escayolada, el antebrazo y parte del tórax totalmente vendado, por verle despejado, se interesó:
—Me dijeron que te había picado una avispa.
—Fue para no asustarte.
—¿Y eso?
—Se metió en mi casco y causó el accidente.
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