LLORENS BUSTOS

Historias que vuelan a tu alrededor

sábado, 20 de mayo de 2023

50. Ojeriza política









Ojeriza política


La sala de lo penal en la Audiencia Provincial de Valencia, estaba a rebosar por el interés mediático, dada la relevancia política ante las próximas elecciones generales. El político encartado en las diligencias instruidas por un delito de malversación de fondos públicos y blanqueo de capitales, se encontraba de pie en el centro de la sala dispuesto a declarar aquello que se le preguntara.

 El magistrado aguardó que llegara el silencio, tras los chismorreos existentes y, al recibir las anotaciones de su secretario, le miró intensamente y preguntó:

—¿Cómo se declara de los delitos que se le imputan?

—¡Culpable! —Contestó sin tregua el imputado.

—¿Qué dice? —Soltó el abogado de la defensa y añadió—. Con la venia señoría. Mi cliente no se puede declarar culpable, hasta que no se demuestre lo contrario. Es lo que reza en nuestro ordenamiento jurídico.

—Es mi decisión —añadió el acusado.

—¡Será encarcelado de inmediato! —Le espetó el juez, con la mirara probatoria del fiscal.

—¡Esto sí que es una exclusiva! —Saltó uno de los periodistas.

 

 

viernes, 5 de mayo de 2023

49 Concebido para el recuerdo

 




 

Sus obras eran firmadas cuando al lienzo no le cabía pincelada alguna. Lo paseó sujeto al caballete para la visión más adecuada, tras la cortina de encaje del ventanal exterior. Olisqueó la obra como un cocinero, el caldo vaporarte en la olla hirviendo y posó sus dedos en los ángulos superiores, tal cual el modisto, admirando las hombreras de cualquier modelo de alta costura.

Entró la sirvienta de la casa, en el estudio y le dijo:

—Veo que lo ha terminado.

—Ahora mismo.

—¿Es un encargo?

—Un encargo para el mejor de los admiradores que he tenido. Mírelo bien Carmela, tres generaciones juntas, la abuela, mi madre, en la puerta de su casa y mi querida esposa fallecida, con mi petición matrimonial desplegada en su mano, recelé pedírselo en persona y fue su hermano, quien se la entregó.

—¿Y el agraciado del cuadro?

Por solicitud del pintor, ambos se colocaron enfrente y contestó:

—No existe otro, más que un servidor.

martes, 25 de abril de 2023

48. El actor de comedia

 




 

Marcial San Pedro, no aguardó la llegada del ascensor, ansiaba tanto ver a la esposa, que llegó en un santiamén hasta su casa, en la tercera planta, de un edifico en la zona perimetral de Valencia. Abrió la puerta con sigilo y caminó del mismo modo. La encontró programando la lavadora y, cuando ella giró, para atenuar la sorpresa, le manifestó:

—¡Por fin cariño!

—Por fin… ¿El qué? —preguntó ella, por no atinar.

—He salido de la oficina del paro con Chema, su padre nos invitó a un café. Mientras hablaban de sus cosas, di un vistazo a un periódico que había en la barra y… ¿A qué no sabes cuál ha sido mi sorpresa?

—Pues no…

—En la página de ofertas de empleo, un anuncio: Obra pública, en el teatro Principal, sin que ellos se dieran cuenta, anoté sin que me descubrieran, en una servilleta el número de teléfono para contactar.

—¿Y eso?

—¿Qué quieres? —Se encogió de hombros

—Bueno… ¿y qué? yo tengo trabajo, no como tú.

—He llamado mientras aguardaba el BUS, y me ha atendido una chica muy simpática. Presentí desde el primer momento que se interesaba por mí. Ha insistido en averiguar, si había trabajado en cualquier obra pública y le he dicho que si, añadí que de extra cuando se rodó la serie de Canal Nou, La Alquería Blanca, aquella escena que yo les sirvo los helados al Tato y a la Juana. Creo que eso la convenció. No sé si hice bien, o mal, pero cariñito, llevo tres años en paro y es la primera vez que he visto un poco de luz, en el túnel de la desesperación. Ya lo sabes. Estoy que me salgo.

—¿Comentaste tu especialidad en género dramático y tragedia?

—¡Claro! Le cité algo de Yerma, de Lorca —se retiró de ella y en posición enhiesta narró con ímpetu: "Pero tú no. Cuando nos casamos eras otro. Ahora tienes la cara blanca como si no te diera el sol. A mí me gustaría que fueras al río y nadaras, y que te subieras el tejado cuando la lluvia cala nuestra vivienda…”

—Eso me tocaba a mí. Yo hacía de mujer.

—¡Esa es la cuestión! Me sabía de memoria el guion entero, fijo. Por ello lo hice. Lo cierto es que me vine arriba, noté como se descojonaba. Me dijo que mañana a primera hora me presentase en la puerta del teatro, a las ocho, seguramente será para el "casting". ¡Ah!, el contrato son tres meses renovables. Es para los parados de larga duración. ¡Bingo!

—¿Por qué no se lo has comentado al Chema?

—¡Joder! Siempre pilla algo. Cuando nos dependimos se marchó con su padre al ayuntamiento. No te extrañe que algún rollo le encuentre. ¿Acaso no sabes que conoce al concejal de urbanismo?

—No me he enterado que en el Teatro Principal, tengan previsto la presentación de ninguna obra. Y eso que ayer estuve con Maruja, la del cine Colón.

 —Igual se le ha pasado… estar pendiente de las palomitas, tiene cierto riesgo, ten en cuenta que hay que mantenerlas en un punto ideal, y de sal.

El resto del día se entretuvo previniendo toda la documentación laboral en una carpeta. Aquella noche consiguió recuperar su autoestima. No tanto como el sueño.

Apenas sonó el despertador del teléfono móvil, saltó de la cama. Su mujer ya había marchado a trabajar. Ataviado con sus mejores dotes escénicas, salió de casa. La parada del autobús le dejo a escasos metros del lugar. Por temor a sentir más nervios, de lo que tenía, omitió tomarse un café. Al llegar frente a la fachada del teatro, la observó de arriba abajo. Una pancarta pendía en el lateral derecho del andamio: PERDONEN LAS MOLESTIAS, OBRA PUBLICA PARA LA REHABILITACIÓN DEL TEATRO PRINCIPAL.

Marcial cruzó la calle y abrió con diligencia la puerta metálica que había en el centro de la valla metálica, en el interior encontró a un hombre de cara mofletuda y escasa altura, tenía colocado un casco de seguridad y en la zurda mantenía una carpeta, al verle entrar, consultó su reloj y se interesó:

—¿Es usted Marcial San Pedro? 

—El mismo.

—¿Ha utilizado alguna vez el martillo eléctrico?

—No creo sea difícil —contestó con ansiedad, mal disimulada, por no conocer el artilugio citado.

—Entre en aquella puerta —la indicó con la diestra—, es la oficina, deje sus papeles y le entregaran un casco, coja también el protector para las orejas, puede terminar loco, si no se lo pone —miró al suelo y añadió— tiene que hacer una zanja para sanear la red del alcantarillado. 

Para poder convencerse de lo que estaba pasando, Marcial insistió: 

—¿Y el "casting"?

—¿Ni casting, ni huevos? Si no quiere el trabajo, lo dice. En la nota de prensa lo decía bien claro: “Se necesita personal para obra pública”

—¡Ya! pero yo soy actor de comedia.

—Fíjese en lo que pone en mi casco: director de obra.

—¿Y el guion?

—Siga la señal blanca, hay que llegar hasta la calle… con la zanja.

 

 

viernes, 21 de abril de 2023

47. Barrer para dentro




  

Terminada la ceremonia inaugural, el párroco, con solemnidad, se dirigió a los que le rodeaban la pila bautismal, víctimas de los flases que producían la columna de teléfonos móviles, alguno de ellos, película. De atisbo, calculó por encima, el contenido de los dos canastillos de monedas y algún billete suelto de cinco. Por intuir que, tanto los de la bancada derecha, como los de la izquierda, habían cumplido su previsión, a raíz del escrutinio familiar, se inició con gozo:

—Estoy satisfecho con el nombre que habéis elegido: ¡Esperanza!, en nuestra doctrina cristiana, significa que, es una virtud teológica por la que se espera que Dios, dé los bienes que ha prometido…

—Insistí a mi hija ese nombre y además —le cortó la madrina por alusión—, para que en nuestra declaración de hacienda, marcase la casilla de la iglesia.

—Pues solo queda que hagan uso de su voluntad económica —añadió el cura muy recurrente—, los fieles, normalmente dejan un sobre con una pequeña dádiva, en la sacristía; para la inmensa obra de Dios. Que no es poca.

Levantó los brazos y miró al techo para decir algo inaudible en latín.

—Perdón, se llamará Esperanza, en memoria de mi suegra —confirmó la madre de la criatura, para evitar la sacristía y de paso, el sobre.