HISTORIAS QUE VUELAN A TU ALREDEDOR

sábado, 15 de octubre de 2022

20. Cuestión de cuernos.


 

Frente a su casa, donde vivía en la misma calle, Eusebio intentaba introducir la llave en la cerradura en el piso que alquiló la semana pasada, acudió para cerciorarse de la visibilidad que le ofrecía el ventanal, cosa que no hizo cuando fue acompañado por el secretario de la inmobiliaria. La cuestión: pillar a su esposa con el presunto amante y vecino de rellano.

En la ventana, un par de cortinas se encargaban de filtrar los rayos del sol en aquella mañana de verano. De la mochila, sacó un trípode y desplegó los blastómeros de aluminio, dejó la máquina de fotografía dispuesta. La visión de su comedor y dormitorio era perfecta, ya que las dos viviendas estaban a la misma altura, quedaba regular el teleobjetivo y conseguir la imagen perfecta. Consultó la hora. Le quedaba el tiempo justo. Dejó al lado un butacón para comodidad su cuñada que debería filmar lo previsto por ambos.

Días después paseaba por el comedor de su casa como un gallo en celo, de atisbo, captó la lucecilla roja que indicaba la actividad de la cámara grabadora. La hora acordada para la prueba de filmación había pasado y no parecía ver a nadie. Poco le quedaba para coger el autobús que le acercaría a la factoría metálica, en donde trabaja durante el turno asignado. Pleno de nervios, intentó despedirse de su esposa, y lo hizo cuando recibió el bocadillo envuelto en papel de aluminio y un plátano, con tantas manchas como su alma.

Al salir de casa, a lo lejos, reconoció a la cuñada, que se acercaba por la bocacalle y, como mimo circense, le mostró su reloj añadiendo queja con ambivalencia. Ella ni se inmutó, ya que poco le importaba aquella estrategia embastada para que su hermana le concediera el divorcio. Eusebio cruzó la calle como quien lo hace bajo un torrencial, acertó con la llave en la cerradura consiguiendo abrir la puerta. Subieron los dos en el ascensor, por sugerencia de él, acudieron hasta colocar ella su ojo en el objetivo de la cámara. Al poco se despidieron con besos de periquito. Ella quedó dispuesta. Ya que, según él, la hermana le ponía los cuernos cuando acudía al trabajo, sobre todo los lunes. Y ese era el día previsto.

Así pasó toda la semana hasta que llegó el domingo, por costumbre, solían darse un paseo por la orilla del mar. Él no apreciaba interés por parte de ella, ya que, ni siquiera había preparado la bolsa con la toalla y el bronceador. Por verla deambular como una bola de billar, sin acertar carambola, se decidió y se atrevió a cortarle el paso en el pasillo de la casa.

—¿Qué te pasa? No veo que tengas ganas de ir a la playa.

Ella no le respondió, por lo que intuyó que mantenía alguna quimera. Se tomó un tiempo para reflexionar asomado a la ventana, donde sólo veía un reflejo sobre el teleobjetivo de la cámara que él mismo había instalado. Al verla regresar de la cocina, arremetió con otro envite atrapándola por la cintura, sin apenas dejarle holgura.

—Anda dime… qué te pasa —su tono resultó meloso.

Ella le miró fingiendo contrariedad, más pronto que tarde, le debería responder, así que lo hizo de la única forma que podía:

—Quiero que observes una cosa —le espetó con la mirada baja.

Fue llevado de su mano y quedó frente al televisor, al pronto conectó la cámara digital de fotografiar en la entrada del USB. Asió el mando a distancia y quedó junto a él, poco tardaron en aparecer las imágenes de él con la hermana, desnudos en el butacón del comedor que él mismo colocó. La filmación podría permanecer más tiempo, pero ella no le permitió al conocer el final. Con un pañuelo sonó su nariz bruñida y añadió con tono despectivo:

—No tienes vergüenza, frente a nuestra propia casa.

—Te lo puedo explicar…

—¿Qué me quieres explicar? De sobra sabes que me entiendo con Fabián, el vecino. ¿Acaso no te has dado cuenta?

—Eso es lo que yo quería demostrar…

—¡Pues te jodes! Que la que te ha pillado jodiendo con mi hermana he sido yo.

—Encima de cuernos… penitencia.

—Para el poco cirio que tienes, te sobra procesión.

 

 

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Los Cuernos" aunque queden en Familia no dejan de serlo..